dimarts, 23 d’abril del 2013

El Gobierno rebaja las expectativas de los anuncios de reformas del 26 de abril


Rajoy prevé hacer retoques en la ley laboral pero no cambios de fondo

Cada vez que el Gobierno anuncia nuevas reformas, muchos se echan a temblar. Hasta ahora, siempre que ha utilizado ese eufemismo llegaban durísimos recortes. Sin embargo, el Gobierno se ha esforzado en los últimos días, y especialmente este miércoles en el Congreso, en público y sobre todo en privado, en bajar las expectativas de esos grandes anuncios previstos para el día 26 de abril. El Ejecutivo insiste en que el 26 no va a ser como el 11 de julio del año pasado. Entonces Mariano Rajoy anunció una subida del IVA de tres puntos, un recorte al sueldo de los funcionarios —les quitó la paga extra de Navidad— y otros ajustes. Pero ahora, y pese a la evidente presión de Bruselas, no estamos en esas.

Varios ministros aseguraban este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados que en realidad, si la Comisión Europea concede como se espera un déficit del 6% para 2013, se puede llegar sin nuevos recortes. El Gobierno descarta subir el IVA este año —sobre 2014 nadie quiere hacer promesas— y se está resistiendo a tocar más las tres grandes partidas que supondrían un enorme coste político: pensiones, seguro de desempleo y sueldo de funcionarios.

¿Qué se hará entonces el Consejo de Ministros del viernes, 26 de abril? Según apuntan diversas fuentes gubernamentales, no habrá muchas sorpresas. En realidad se tratará de una enumeración de reformas pendientes, de objetivos y de plazos de ejecución, pero muchas de ellas sin más concreciones. El ejemplo más claro es el de las pensiones. El Ejecutivo está muy presionado por Bruselas desde el inicio de la legislatura. Sabe que se va a ver obligado a tocar las pensiones, al menos las del futuro. Ya ha endurecido la parcial y la anticipada.

El Gobierno de Mariano Rajoy está retrasando esta reforma de las pensiones para buscar el momento adecuado e intentar un pacto con los sindicatos, como el que logró José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, y ahora ha creado un grupo para analizar la reforma. El día 26 solo se anunciará que esa medida está prevista pero sin concretar. En otras cuestiones polémicas, como la nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral, el Gobierno también insiste en que habrá retoques pero no novedades de fondo, aunque esto siempre puede cambiar en el último minuto, como sucedió con la reforma laboral del año pasado, endurecida en el último momento sin avisar a los sindicatos.

De nuevo, como entonces, se repiten las discusiones entre Economía, más favorable a endurecer aún más la norma para impedir a los jueces echar abajo los ERE, y Trabajo, siempre más proclive al pacto con los sindicatos. Otras reformas que pide Bruselas y que no suponen específicamente recortes pero sí serán polémicas en sus respectivos sectores implican liberalizaciones de varios servicios profesionales. El equipo de Mariano Rajoy espera ahí una dura batalla con distintos gremios y también maniobra con cautela presionado por Bruselas.

El otro bloque, el más esperado, es el de los incentivos fiscales para los emprendedores. Hasta ahora el Gobierno se ha concentrado en subir impuestos y ha retrasado una de sus grandes promesas electorales. Ahora cree tener margen, aunque con impacto muy limitado, admiten en el Ejecutivo, porque Bruselas vigila, España está sometida a un procedimiento de reducción de déficit excesivo y no puede jugar mucho con bajadas de impuestos. El 26 se desvelará pues el misterio, pero el Ejecutivo ya trabaja para bajar el soufflé.

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